Erase una vez (típico comienzo, por cierto) una princesita que vivía en un reino lleno de felicidad y amor.
Esta princesita iba buscando una cosa, intentar que esa felicidad se extinguiera.
Un Día llego un trovador al reino, y como la princesita se aburría a todas horas empezó a ir a ver sus espectáculos. A la princesita le encantaba, le hacía pasar las horas como si fueran minutos y siempre que se acababan estaba deseando que llegase mañana para oírle una vez más.
Sin darse cuenta todo el rencor y rabia que tenia hacia la demás gente iba desapareciendo y ella misma empezó a sentir esa felicidad que odiaba.
Ella se servía de su presencia y cantares para sentirse mejor e ir superando su frustración.
La princesita se sentía como si acabase de nacer y esta fuese la verdadera vida que tenia k a ver llevado siempre. Les presento a los reyes y a todo el pueblo, todos estaban contentos de que la joven princesa hubiera encontrado la felicidad.
Pero dentro del trovador todo se iba volviendo negro, ya que mantenía siempre a la princesa con una sonrisa, mientras él iba haciendo lo posible para mantener la suya. No podía quejarse o decir una opinión por miedo a que la sonrisa de su amada desapareciera.
Ella se valía de su amor para hacer que sus caprichos y antojos se cumpliesen, ya que el trovador intentaba lo mejor y e vitaba su malestar.
El joven se sentía feliz por a ver encontrado el amor que no se daba cuenta lo desdichado que era en realidad y no sabía cómo soportar más a la princesita para poder estar siempre con ella.
Sus caminos se separaron cuando ella clavo la ultima puñalada que él puso aguantar.
Joooo que bonito barbi!!! Yo te comprendo, en el fondo ser feliz es una mierda, nunca acaba nada bien =(
ResponderEliminarUn besito!! ^^